lunes, 9 de enero de 2012

Estoy lista (?)

Hacer interminables listas de cosas completamente irrelevantes es un pasatiempo sencillamente válido que recomiendo. Y me refiero a cualquier tipo de enumeración accidental que se les pueda ocurrir: películas que quiero ver, libros que quiero leer, lugares que quiero visitar, objetos indispensables para llevar durante las vacaciones, frases célebres (cual Bartlett's), ingredientes necesarios para completar recetas del restaurant city, lista de personas indeseables (más conocida como lista negra) y hasta una lista que incluya las razones para no llamarlo. Lo bueno del caso es que mientras uno va confeccionandolas va pasando el día y por ahí llega a cumplir algún ítem de la lista, o puede que suceda lo inesperado y el ítem vaya a buscarlo. Por lo pronto estoy usando una agenda azul muy cómoda proporcionada por una marca de medicamentos que tiene hojas lisas blancas, un señalador y hasta un elástico para cerrarla. Es satisfactorio encontrarle utilidad al tiempo de uno eh...


Otras listas bizarras que propongo para el lector:
  • Lista de sueños y sus correspondientes interpretaciones (no se aplica muy bien a mi porque no sueño muy seguido pero uno nunca sabe cuando se trata de un obsesionado del psicoanálisis)
  • Lista de denuncias a nuestro siglo cual Ignatius Reilly
  • Lista de golosinas y/o olores y/o juguetes que remiten a la infancia
  • Lista de efímeros amoríos sucedidos en transportes públicos (con sus respectivos detalles: color de pelo, de ojos, señas que indicaban un cierto acercamiento, etc.)
  • Lista de formas de morirse (desde cómicas hasta tétricas)
  • Lista de profesores o individuos del ámbito académico que realmente nos enseñaron algo
  • Lista de boliches o cadenas de restaurantes que hemos visitado
  • Lista de formas divisadas en las nubes en una tarde de primavera
  • Lista de gustos de helado que consideramos agradables y desagradables
  • Lista de situaciones que nos hacen pensar que existe la casualidad (una onda experimento de seis grados de separación)

martes, 3 de enero de 2012

Año nuevo, catarsis nueva.

Martes tres de enero del año 2012. Dos días pasaron ya y sigo convencida de que el 2011 fue el mejor año de mi vida. Cuando reflexionaba al comenzar el año sobre el 2010 pensaba que me había superado en muchos sentidos, que no era posible que el 2011 fuera mejor. Pero, sin embargo, lo fue (y, como todo lo bueno, paso volando). En este momento siento como si estuviera recordando un libro que leí hace mucho tiempo atrás. La trama se presenta clara y concisa, pero las escenas se desdibujan y se van distorsionando en mi cabeza. Me cuesta hacer un recuento cronológico de cada momento importante, de hecho me cuesta juntar esas vivencias en un mismo paquete. El cbc y la emoción de empezar a estudiar lo que me gusta parece demasiado lejano... al igual que una cantidad importante de momentos felices que se esfumaron. A pesar de la satisfacción que me da haber crecido tanto, en un solo año haber tenido tantas nuevas experiencias, no puedo evitar tener un sabor amargo en la boca. Como esa sensación que tiene el dueño de una mansión cuya empresa se va a la quiebra y tiene que empezar a recortar gastos, vender el rembrandt y el yate... el haberlo tenido todo y haber perdido una parte importante. En este momento los recuerdos duelen, no fue fácil llegar a sentirme realizada después de una intensa búsqueda y mucho menos renunciar a esa plenitud. Pero aun ahora que reina una especie de estado catatónico en mi psique (diría Ignatius) aun cuando parece que Fortuna se empeña en que se alargue este ciclo pseudo depresivo en un momento tan inoportuno como es el verano (demasiado ocio, demasiada disponibilidad), es un consuelo analizar los hechos y llegar a la conclusión de que actué sensatamente en todo momento. Y realmente no vale la pena imitar las conductas que considero patéticas... no voy a juzgar todo un año de esfuerzo por un par de meses cabeza para abajo en la rueda.

En este momento mis mejores amigos son el trabajo, los mates, la comida abundante y los chistes internos. Se que se viene un año heavy... trabajar a la mañana y estudiar de noche no debe ser tarea fácil. Pero no veo la hora de empezar, no veo la hora de estar en Puan porque se que es mi lugar, porque todo lo que quiero está ahí, porque se que me esperan jornadas maravillosas cerca de la gente "del palo". Y si algo más tiene que pasar en este año que empieza no lo voy a estar esperando, porque si hay algo que aprendí once meses atrás es que es cierto que las mejores cosas son las inesperadas.
 
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